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El tomate es uno de los alimentos más saludables que existen, con múltiples beneficios para la salud. Tiene propiedades antioxidantes, así que previene el envejecimiento prematuro de la piel y las células. Además, mejora la circulación sanguínea, disminuye los niveles de colesterol malo y protege la vista. Ahora bien, al conservar el tomate hay algo que no debes hacer bajo ningún concepto con él porque se puede estropear.
¿El tomate se puede congelar?
Sí, el tomate es un alimento que se puede congelar, pero con algunos matices. Si vas a comerlo en ensaladas, no es una buena idea congelarlo porque pierde sabor y textura. Ahora bien, si vas a utilizarlo para elaborar un guiso o cualquier otra receta, sí puedes congelarlo atendiendo a unas recomendaciones básicas.
En primer lugar, retira el tallo de los tomates y lávalos con abundante agua templada. Sécalos muy bien con papel de cocina absorbente. Es importante que estén completamente secos antes de congelarlo porque, de lo contrario, aparecerá hielo en ellos y se echarán a perder. Una vez los tengas secos, introdúcelos en un tupper.
¿Qué es lo que no debes hacer con el tomate entero? Mantenerlo durante más de 24 horas en el congelador. Este es el tiempo máximo recomendado para que conserve sus propiedades. Cuando quieras descongelar los tomates, pásalos del congelador a la nevera. No dejes el tupper a temperatura ambiente porque supone un riesgo debido a la posible aparición de microorganismos y bacterias.
Uno de los mejores métodos para conservar los tomates es congelarlos una vez triturados. Te explicamos cómo hacerlo paso a paso:
- En primer lugar, limpia los tomates.
- A continuación, tritúralos e introduce el tomate triturado en una hielera con tapa. Tarda aproximadamente 12 horas en congelarse.
- Cuando lo necesites, extrae los cubitos de tomate triturado que te hagan falta. Ponlos en una bolsa y pásalos a la nevera hasta que se descongelen.
Como ya hemos comentado, al congelar el tomate pierde su textura y sabor, así que no sirve para platos con este alimento en crudo. Sin embargo, es una muy buena opción para tener siempre a mano tomate, entero o triturado, para las elaboraciones.
Consejos de conservación
Una vez maduros, los tomates pueden aguantar hasta una semana fuera de la nevera. Lo ideal es conservarlos en un lugar fresco, seco, con algo de ventilación y sin exposición directa a la luz. Una bolsa de tela o de papel es el mejor sitio para guardarlos. Procura que la temperatura oscile entre los 13 y los 20 grados.
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